Según el estudio ‘El Papel de la Farmacia en la crisis del covid-19′, realizado por GAD3 para el Consejo General de Colegios Farmacéuticos y la Federación de Distribuidores Farmacéuticas (Fedifar), las farmacias españolas dieron asistencia a más de 30 millones de personas en el primer mes de confinamiento. Además, el 91,3% de los ciudadanos encuestados califica de buena o muy buena la atención recibida por los facultativos, del mismo modo que el 98% muestra su confianza en ellos.

Los buenos resultados son consecuencia, entre otras cosas, de las labores de refuerzo de las farmacias, así como de los servicios asistenciales que se ha dado a los ciudadanos y de la propia seguridad que han mantenido los profesionales farmacéuticos españoles en sus instalaciones.

Medidas sociales para los usuarios

Para que un ciudadano valore de manera positiva un servicio, tiene que ver resultados claros a la hora de recibir una atención extra o, como poco, que dicho servicio se adapte a unas circunstancias como las actuales. Y esto se ha llevado a cabo en varios frentes.

Ayuda a hospitales en dotación de medicamentos

“De no haber sido por la labor de las farmacias se hubiera colapsado el Sistema Nacional de Salud”, asegura Jesús Aguilar, presidente del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos. Gracias a la receta electrónica y a las soluciones tecnológicas relativas a la prestación farmacéutica puestas en marcha, “millones de españoles han podido continuar su tratamiento sin tener que acudir a su centro de salud para que se lo prorrogasen”.

Además, “hemos evitado que grupos de riesgo se tuvieran que desplazar a los hospitales para recoger su medicación gracias a la colaboración con los servicios de farmacia de hospital que ha permitido que esta dispensación se hiciese en la farmacia por el farmacéutico con todas las garantías”.

Seguridad y suministros

La Organización Farmacéutica Colegial propuso el 13 de marzo al Ministerio de Sanidad y a todas las CCAA una batería de medidas excepcionales para hacer frente a la crisis sanitaria como incluir a la farmacia en los protocolos de emergencia, permitir la prestación farmacéutica domiciliaria o prevenir el desabastecimiento de medicamentos y productos sanitarios. También solicitaron al Gobierno poder dispensar geles hidroalcohólicos como producto oficinal y la regulación del precio de las mascarillas para evitar la especulación.

Avance digital y atención telefónica y a domicilio

En la receta electrónica han sido esenciales los sistemas digitales habilitados por las farmacias y las tecnologías con las que cuentan. Además, 2,2 millones de ciudadanos han recibido atención telefónica por parte de su farmacéutico y otros 850.000 atención farmacéutica en su domicilio, especialmente los mayores de 65 años.

Ayuda a colectivos vulnerables

Las farmacias colaboraron con la Guardia Civil en la detección de personas mayores o de grupos de riesgo que no estaban retirando su medicación, señal de que pueden necesitar ayuda. Además, durante este tiempo, se ha firmado un Convenio con el Ministerio del Interior para colaborar en la protección de los grupos más vulnerables, aprovechando la implantación y cercanía de la farmacia.

Mascarilla-19

Se trata de una iniciativa surgida en Canarias y extendida a numerosas Comunidades Autónomas con el fin de prestar ayuda a las mujeres maltratadas durante el confinamiento. A través de una petición de una ‘Mascarilla-19’ en la farmacia comunitaria se activa un protocolo de ayuda contactando con los servicios de emergencias. Más de 16.000 farmacias se han adherido a esta iniciativa, que ha sido replicada en otros países como Francia, Chile o Argentina.

Medidas para profesionales farmacéuticos

La seguridad siempre empieza en uno mismo, así que los facultativos también han tenido que aumentar sus esfuerzos tanto para protegerse a sí mismos como para dar un servicio adecuado a los clientes.

Seguridad profesional y protocolos de actuación

La Organización Farmacéutica Colegial trabajó en procedimientos de actuación para las farmacias comunitarias con el objetivo de garantizar la seguridad de los profesionales sanitarios para asegurar su papel asistencial durante la pandemia. Fruto de ello se elaboró dos protocolos: uno para la fase de confinamiento y otro para la fase de desescalada.

Formación e información

Durante la pandemia, los profesionales farmacéuticos han recibido formación continua en materia de propagación del virus, de prevención de contagios, del correcto uso de las mascarillas o de la aplicación de geles y otros materiales preventivos, entre otras cosas. Además, han trasladado toda esta información a los clientes mediante la atención de sus profesionales, con campañas de promoción o con material gráfico expuesto en las propias farmacias. Ahora, durante la fase de rebrotes, las farmacias han vuelto a la primera linea de la lucha. Para ello han elaborado un protocolo para colaborar en la prevención de la propagación del covid-19 como el que ya está implantado y operativo en Murcia.

Para Jesús Aguilar, en definitiva, “la farmacia ha estado en la primera línea del frente. La pandemia ha sido para nosotros una oportunidad de demostrar nuestra gran vocación de servicio y el potencial asistencial y social de la farmacia española. Ha sido una experiencia que despeja cualquier duda sobre la necesidad de mejorar la coordinación entre la farmacia comunitaria y el conjunto del Sistema Nacional de Salud, especialmente la atención primaria”. Este papel ha sido reforzado por el propio colectivo farmacéutico a través de la campaña #EstamosDeGuardia.

Los retos de futuro

La pandemia aún no ha acabado y el papel de las farmacias tampoco. El sector se enfrenta a sus propios retos a corto, medio y largo plazo. El Consejo General de Farmacéuticos presentó en septiembre de 2019 su estrategia corporativa ‘Somos Farmacéuticos: asistenciales, sociales, digitales’, una hoja de ruta para adaptar esta profesión sanitaria a las demandas de una sociedad que cada día pide servicios más personalizados y de mayor calidad.

En este sentido, el sector considera que su futuro pasa por potenciar tres ejes de actuación. El primero es ser más asistenciales, ampliando y desarrollando nuevos servicios de atención farmacéutica; el segundo, ser más sociales, aprovechando la fuerte implicación en la comunidad de las farmacias y los farmacéuticos para, por ejemplo, atender a colectivos vulnerables; y el tercero es ser más digitales, aprovechando el uso de las nuevas tecnologías para mejorar la prestación farmacéutica y optimizar el uso de los recursos.